El Comisionado Español de Ayuda al Refugiado (CEAR) publica una serie de recomendaciones a seguir para erradicar la discriminación racial o étnica. Se trata de una forma de combatir los bulos y prejuicios que se propagan rápidamente.
Para el bulo
Infórmate en fuentes fiables acerca de las personas migrantes y refugiadas. Contrasta siempre la información antes de compartirla y desmonta las noticias que contengan falsedades alertando a tus familiares y amistades, difundiendo en tus redes sociales y compartiéndola con organizaciones o plataformas especializadas.
Combate tus prejuicios
Los sesgos son herramientas que nos ayudan a categorizar el mundo y poder responder rápidamente ante cualquier estímulo, pero no siempre funcionan y pueden ser muy perjudiciales para ti y para quienes te rodean. Si las únicas informaciones que recibes sobre personas migrantes o refugiadas son negativas o asistencialistas, seguramente pondrás obstáculos mentales insalvables para poder relacionarte de forma natural y humana. Descubrir historias reales de refugio y superación es el mejor antídoto contra los estereotipos.
Empatiza
Pregúntate por qué han tenido que huir, qué les ha llevado a un país que probablemente desconocían, cómo tratan de rehacer sus vidas, qué puedes hacer tú y recuerda que en algún momento te podría pasar a ti o a tu familia. De hecho, no hace demasiado tiempo muchas familias españolas tuvieron que huir de sus hogares.
No te calles
Denuncia cualquier situación de discriminación de la que seas testigo. Muchas personas refugiadas y migrantes tienen más dificultades en el acceso al empleo, a la educación, a la vivienda y, en definitiva, al disfrute de sus derechos fundamentales, incluido el acceso a la justicia. Por este motivo, la mayoría de situaciones de discriminación no se denuncian y quedan impunes, lo que tiene efectos muy nocivos: aislamiento, baja autoestima, inseguridad, depresión… Sé un apoyo y no un obstáculo más en su camino.
Convive
Implícate e implica a tus vecinos y vecinas, independientemente de su país de origen, raza, etnia o religión. Si está en tu mano ofréceles trabajo, alquílales tu casa, invítales a participar en las actividades del barrio, conversa… descubrirás que tienes muchas cosas en común y te enriquecerán con su diversidad y experiencias personales. La discriminación racial y étnica solo empeora la convivencia, la cohesión social, la calidad de vida, la democracia y el estado de derecho.