Un 10,3 no tiene tarjeta sanitaria, el 7% sufre enfermedades graves o discapacidad y el 55% no puede contar con alguien que le exprese afecto.
Estos son algunos de los datos que se extraen del Informe sobre la Vulnerabilidad Social ‘Personas Jóvenes en extutela y/o en riesgo social‘, elaborado por Cruz Roja con el fin de dar a conocer los problemas, perspectivas, necesidades y retos que viven estos jóvenes y desarrollar así propuestas de mejora para su inserción.
Respecto a su situación emocional, el Informe señala que el 46% afirma estar un poco o muy deprimido, el 34% siente que tiene menos capacidad para superar las dificultades, el 30% ha perdido confianza en sí mismo y el 21% tiene menos sensación de utilidad. Pese a todo, el 53% indica no estar ansioso ni deprimido y el 65% se siente razonablemente feliz dadas las circunstancias.
Por otra parte, la crisis de la COVID-19 ha impactado de forma sustancial en la situación de estos jóvenes, dificultando su inserción social y laboral y agravando su vulnerabilidad y su riesgo de pobreza y exclusión social.
La pérdida del empleo, la falta de protección social, las dificultades para el acceso a la vivienda o los problemas derivados de su situación administrativa se han visto incrementados también por la irrupción de la pandemia.
Por último, es importante apuntar que el Estado carece de mecanismos universales de apoyo a estos jóvenes una vez cumplida la mayoría de edad. Un ejemplo de ello es que no pueden ser beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital (IMV) las personas menores de 23 años, quienes carecen de una vivienda (la prestación se vincula a un domicilio), o quienes se encuentran en situación irregular.