En el Día de Europa, celebrado el 9 de mayo, CERMI Mujeres traslada el sentir de los más de 40 millones de mujeres y niñas con discapacidad del continente que reclaman una Europa social, inclusiva y solidaria, que no las deje solas, libradas a su suerte, y más en estos momentos de terrible emergencia social ocasionada por la pandemia del coronavirus.

La discapacidad, unida al género, hace que los efectos devastadores de la pandemia a causa del COVID-19 aumenten exponencialmente, convirtiendo a las mujeres y niñas con discapacidad, madres y cuidadoras de personas con discapacidad, en las más expuesta a resultar víctimas de la pobreza, el abandono, la violencia y el abuso.

La Unión Europea y sus instituciones deben celebrar este 9 de mayo asumiendo la convicción de que es necesario actuar con vigor y firmeza para que las mujeres con discapacidad no queden solas, dejadas atrás y fuera de la vida en comunidad, para que puedan ejercer su protagonismo propio.

La fragilidad actual del proyecto europeo, puesto en duda y amenazado en mil frentes en estos tiempos sombríos, debe reinventarse, renovarse desde la defensa de lo social, que sitúa a la persona, y a las mujeres y niñas con discapacidad, en el centro.

La sociedad civil de la discapacidad, que desde su origen se ha declarado europeísta convencida, que eleva la voz de las mujeres a lo más alto, estará siempre ahí, participando y contribuyendo en esa tarea de reconstrucción que atañe a todas.