La educación es uno de los ámbitos que más cuesta cambiar en nuestra sociedad. Si comparamos un aula actual con un aula de hace treinta o cuarenta años seguramente no veamos grandes cambios. A pesar de haber más diversidad cultural, religiosa y lingüística en las aulas, seguimos encontrando una sola persona adulta como referente, un modelo de comunicación unidireccional y, en general, una cultura escolar muy parecida a la de la sociedad industrial.
Mientras tanto, fuera de los centros educativos, la nueva realidad de la sociedad de la información ha introducido cambios en la manera de organizar el trabajo, en las políticas e incluso en las relaciones personales. Las nuevas tecnologías han revolucionado el acceso, la producción y el procesamiento de la información, permitiendo transmitir y gestionar más información con más personas y a una mayor velocidad.
Son varios los cambios que han transformado la enseñanza y el aprendizaje, siendo las Comunidades de Aprendizaje una respuesta eficaz y equitativa a estos cambios introducidos por la sociedad de la información. Estas comunidades están formadas por varias personas adultas comprometidas con la educación de niños y niñas, y con la formación de profesorado. Entre el voluntariado encontramos desde familiares hasta profesionales del ámbito de la educación con una diversidad de perfiles, no sólo en términos profesionales sino también culturales, religiosos, de estilos de vida, entre otros.
La diversidad es un elemento clave de estas organizaciones y un factor central no sólo entre el alumnado, sino también entre el voluntariado. Refleja la diversidad presente en el centro educativo, algo que para un grupo tan homogéneo como el profesorado es muy difícil. Este factor sirve para mejorar el aprendizaje y la convivencia de grupos homogéneos y segregados de pequeños y adultos. Su objetivo, superar el fracaso escolar y mejorar la convivencia en todos los lugares donde se llevarán a cabo. Algunas de esas actuaciones son la formación de familiares, profesorado, grupos interactivos, procesos de aprendizaje, entre otras.
Principalmente se trabaja en el campo de las Pedagogías Activas, apoyando la transformación social desde lo personal y lo colectivo, a través de metodologías activas, vivenciales e integrales, con el objetivo de transformar la educación y orientarla hacía una línea experiencial y respetuosa. Las pedagogías activas trabajan desde la motivación interna de la persona que se encuentra en el proceso de aprendizaje, aportando materiales necesarios para dar protagonismo al individuo.
En infantil se centra más el proceso de autonomía, mientras que con los adultos tiene especial importancia el pensamiento más elaborado. La clave de la enseñanza debe partir de la confianza que los profesores depositen en sus alumnos/as y así buscar las capacidades y la motivación intrínseca de los mismos. Una pieza clave es la educación emocional de la que no se está haciendo hincapié en los centros educativos.
Entre los fines de estas comunidades podemos destacar: fomentar, reforzar y consolidar la educación alternativa y transformadora; apoyar la formación en pedagogías activas y su aplicabilidad en centros educativos. Buscar espacios de aprendizaje donde haya atención y emoción es crucial para una buena recepción de los conocimientos aportados.
Las pedagogías activas trabajan todo el rato con el pensamiento divergente (donde lo uso y como lo uso) en proyectos en torno a una funcionalidad relacionada con la emoción. Equivocarse es una de las claves del aprendizaje para seguir descubriendo, a pesar de que actualmente se educa en una disciplina desde el miedo, en la que no se valora el error. La educación no está pensada para hacer personas libres ni personas críticas.
Todas las actividades que se llevan a cabo en una comunidad persiguen la transformación en diferentes ámbitos: transformación del contexto de aprendizaje, transformación de los niveles previos de conocimiento, transformación de las expectativas, transformación de las relaciones entre familia y escuela, transformación de las relaciones sociales en las aulas, en el centro educativo y en la comunidad y, por último, la transformación igualitaria de la sociedad.
Se trabaja mucho el cambio de mirada en el rol de los docentes, fundamental en pedagogías activas. El docente tiene que ser un investigador que transmita su pasión por la investigación al alumnado, para despertar interés por el conocimiento. La administración es otro de los grandes problemas del sistema educativo, que no atiende bien a las exigencias de alumnos y profesores. Con el continuo cambio de ley en educación no se puede obtener una fórmula administrativa que atienda correctamente las competencias académicas.
Con este tipo de orientaciones, la Comunidad Educativa logra transformar el contexto y el aprendizaje de todos los y las estudiantes, aumentando el rendimiento académico y mejorando la convivencia en las aulas, los centros educativos y los barrios.
En general la metodología de trabajo abarca prácticamente toda la comunidad educativa. Además de formar al profesorado, también realizan labores con varias Asociaciones de Padres y Madres, que se forman en educación emocional, comunicación positiva, expresión de sentimientos, disciplina empoderada, entre otros aspectos.
La neurodidáctica es otro campo de investigación sobre el que se indaga con el fin de trabajar en el conocimiento funcional del cerebro a través de la psicología. Permite identificar más fácilmente las causas de un determinado problema de aprendizaje y de esa forma diseñar metodologías adecuadas que pueden ser usadas en el aula. Según estudios, el cerebro aprende mucho mejor si es divertido, espontáneo, creativo, en activo, respetuoso de los periodos sensibles y teniendo en cuenta las emociones positivas. Aplicar lo que se observa de la neurociencia en la didáctica, es una línea de investigación que basa su metodología en las reacciones del cerebro a diferentes estímulos y en diferentes contextos.
