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Kimber, mucho más que los ojos de Román

Kimber, mucho más que los ojos de Román

Susana Mangut

28 abril, 2021

EN el Día Internacional del Perro Guía, conocemos el tándem formado por Román y Kimber y nos acercamos al día a día de los 17 usuarios de perros lazarillo que viven en Extremadura, donde, pese a la pandemia, se han realizado entregas y cursos domiciliarios con instructores, al considerar esta situación, como de primera necesidad y esencial.

Kimber, una preciosa perrita de raza Labrador y pelo negro azabache no sabe ni entiende de días internacionales, de conmemoraciones ni de otras historias de carácter institucional que parecen importar tanto a los animales racionales. Ella, como cada mañana ha guiado magistralmente hasta su trabajo a Román Martínez, que desempeña su labor en el Departamento de Servicios Sociales de la Delegación Territorial de la ONCE en Extremadura. Para Kimber hoy es simplemente hoy, un día más. Un día más de lealtad, responsabilidad y también de alegría por seguir al lado de su compañero, su líder, el centro de su vida y con el que lleva ya más de diez años. Justo desde que la Fundación ONCE del Perro Guía se la entregase a Román y juntos comenzasen a caminar al mismo ritmo, con el mismo paso y por la misma senda. Hoy, día 28 de abril, se conmemora el Día Mundial del Perro Guía y es momento para concienciar aún más a la sociedad sobre la importancia de la labor que realizan estos animales, así como de rendirles un merecido homenaje por su enorme fidelidad. Frente al bastón blanco, Román tiene claro por qué se antepone en su vida un perro guía y lo que ello conlleva. “Merece mucho la pena. Es cierto que ambos son dos asistentes de movilidad. Sin embargo yo soy una persona a la que le gustan mucho los animales. Un perro guía te da más seguridad a la hora de hacer trayectos de un lugar a otro. Se encarga de esquivarte todos los obstáculos, mientras que el bastón es un radar y solo los detecta. Lo único que debes saber es dónde quieres ir y cómo quieres llegar al sitio. Por ejemplo no te tienes que preocupar ni de buscar los pasos de cebra que, en ocasiones, están tan mal señalizados. Luego, lo que te aporta; tienes un amigo y eso es así. Por tanto también te genera preocupaciones, claro, pero las alegrías son muchas”. Los perros guía y sus usuarios han sido pioneros en la lucha de los derechos con los que, hoy en día, ya cuentan otros canes que también realizan determinados servicios, como los perros de asistencia, por ejemplo. Para Román Martínez, las cosas han cambiado a mejor, por suerte y en Badajoz, donde vive actualmente, no se encuentra con ningún problema en este sentido. “Estoy encantado y desde que llegué aquí, no he tenido jamás ningún problema. Ni en restaurantes, ni en supermercados ni en tiendas de ropa, ni nada. Ni si quiera con los taxis porque cuando llueve sí que suelo venir al trabajo en taxi. Aunque, eso sí, yo soy de los que avisa al llamar para solicitar el servicio, me gusta advertir que llevo un perro guía y muchas veces me dicen que no tengo por qué avisar puesto que es mi derecho. Aún así, creo que hay que ser transigentes y pensar que puede haber conductores a los que no les gusten los perros o les tengan alergia, no sé… igual que aviso que voy a pagar con tarjeta, pues les digo que llevo un perro. Tampoco se trata de ir pisoteando por creerse con determinados derechos. Es mejor si nos ayudamos y empatizamos unos con otros”. En Badajoz, concretamente, hay cinco canes de estas características que recorren las calles de la ciudad a diario acompañando a sus usuarios y un total de 17 lo hacen en toda Extremadura. En numerosas ocasiones, los medios se han hecho eco de aspectos considerables a tener en cuenta, cuando nos encontramos a alguno de ellos desarrollando su encomiable labor. Román señala que, lo más importante es entender que cada perro y cada usuario son únicos. “La clave está en preguntar primero y no anticiparse tratando de ayudar o haciendo algo indebido. A veces te ayudan a cruzar la calle y tú ni si quiera pretendes cruzar y estás esperando a alguien, por ejemplo. La gente lo hace con toda su buena voluntad, pero es mejor advertir a la persona. SI se puede o no tocar al perro en ese momento, si se necesita algo, etc. Nunca ofrecerles comida para que no se acostumbren a pedirla y jamás llamarles la atención desde lejos o hacerles gestos porque, sin quererlo, se estaría poniendo en peligro la seguridad de la persona ciega y del propio animal”. Así, Kimber como tantos otros canes de estas características, nos enseñan, cada día, con su buen hacer, que ellos, por muy “animales” que sean, si están dispuestos a cambiar el mundo para mejor.

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