Si nos colocamos las gafas del optimismo, veremos cómo se han dado pasos de gigante en el abrupto camino de la integración laboral para las personas con discapacidad. Sin embargo, el realismo nos lleva por otra vereda bien distinta en la que uno de los pilares fundamentales para conseguir el pleno derecho está casi en ruinas. Y eso que vamos de sociedad justa, empática y solidaria en la que deseamos incluir a todos, sin excepción, como ciudadanos iguales. Pero la verdadera inclusión laboral, tan importante para hacer posible que se cumplan otros factores, se presenta llena de retos por sobrepasar en el caso de las personas con discapacidad intelectual ya que los índices de desempleo e inactividad que se manejan dentro de estos colectivos, multiplican los de personas con otro tipo de discapacidades y son mucho más altos que los de aquellas personas que no tienen discapacidad.
El proceso de inserción laboral, en estos casos, aparece como algo tedioso y complicado que necesita contar con apoyos y fuerzas suficientes para avanzar hacia el pleno cumplimiento. De un lado, los protagonistas de esta realidad y responsables a su vez, del cambio: las propias personas con discapacidad intelectual y o del desarrollo y sus familias, que deben contar con orientación y recursos necesarios para enfrentarse al proceso con seguridad de éxito. Y de otro, las empresas en general y los responsables en particular que tienen que estar informados de las diferentes posibilidades que existen, pero también, concienciados en materia de discapacidad y de lo capaces que pueden llegar a ser esas personas desempeñando el tipo de trabajo más adecuado para ellas. Más conciencia y menos miedos y prejuicios para que, desde entidades y empresas, se abran las puertas de las oportunidades y se pase, de una vez, de la teoría a la práctica.
Se trata de establecer relaciones entre las partes y no solo de conseguir el objetivo final que es encontrar ese empleo. No consiste en pedir así sin más, reitero, sino en ofrecer un contacto habitual con el centro
El proyecto ‘CAPAZÍTATE’ de Plena Inclusión Villafranca, surge en otra de sus ediciones ampliando objetivos y horizontes para aunar esfuerzos, como una «misión posible». Francisco José Jiménez, técnico del Servicio de Orientación, Formación e Inserción Laboral del proyecto ‘CAPAZÍTATE’, nos explica que la iniciativa comienza en Villafranca con una serie de peculiaridades: «posee una filosofía integradora real y persigue una intervención comunitaria. Es decir, conecta a la persona con discapacidad intelectual y a su familia con las empresas, autónomos y entidades dedicadas a la formación y al empleo. De manera que es un todo en el que además se gana siempre; las personas con discapacidad intelectual se forman en habilidades laborales, buscan trabajo y son orientadas hacia la consecución de su empleabilidad y las empresas reciben una serie de beneficios y servicios de manera gratuita, así como las entidades de formación y empleo».
Con toda esta estrategia funcionando, a través de ‘CAPAZÍTATE’ se consigue impulsar que las familias y las personas con discapacidad intelectual interactúen con su entorno de la manera más autónoma posible. Se persigue la máxima independencia aunque, como recalca Francisco José, no se les abandone en cuestión de apoyo.
Del otro lado, los autónomos y las empresas a los que, desde ‘CAPAZÍTATE’ tienen claro que no van a pedir limosna, ni mucho menos. «Pretendemos ofrecerles cosas y no solo ir a pedir que inserten laboralmente a una persona. Hay que resaltar que, en estos tiempos, ya es tremendamente difícil que cualquier persona encuentre trabajo y que cualquier empresario contrate, vamos que resulta casi una utopía», explica Jiménez. «Por eso, se trata de establecer relaciones entre las partes y no solo de conseguir el objetivo final que es encontrar ese empleo». «No consiste en pedir así sin más, reitero, sino en ofrecer un contacto habitual con el centro de Plena Inclusión Villafranca. Además, entre otros muchos servicios, por ejemplo, les realizamos un estudio de evaluación para saber si su entorno es accesible a nivel cognitivo y un posterior informe donde detallamos como se puede mejorar su entorno así como la documentación que emiten y que nosotros les adaptamos a lectura fácil”.
Esta no es la primera edición del proyecto ‘CAPAZÍTATE’ que va dirigido a personas con discapacidad intelectual que, actualmente no se encuentren desempeñando labores en centros ocupacionales y que acaba de despegar. Como comenta Francisco José, ahora se encuentran en fase de difusión y cuentan con una base de datos de empresas y autónomos con los que ya hay acuerdos cerrados. «Sin embargo existen muchas otras con las que necesitamos hablar y llegar a buen puerto. En primera instancia los acuerdos no comprometen a nada, pero pueden convertirse en el principio de un establecimiento de relaciones. Por ejemplo, les asesoramos en cuestiones como bonificaciones de la Seguridad Social y ayudas por contratar a personas con discapacidad intelectual porque muchos no las conocen. En general, tratamos de que mejoren su responsabilidad social corporativa».
No existe demanda de accesibilidad cognitiva para eso hoy en día, pero sí están trabajando en validar textos y documentos. Por tanto es muy importante exponerlo como un puesto de trabajo
Finalmente, hablamos de la otra pata de ‘CAPAZÍTATE’: los verdaderos protagonistas de la película de la inserción laboral real, las personas con discapacidad intelectual y o del desarrollo y sus familias. «El programa incluye una primera fase en la que vamos a impartir cuatro píldoras formativas con el fin de prepararles para enfrentarse a casi cualquier puesto de trabajo. Además, les haremos una entrevista en la que se analizará el perfil de las capacidades del usuario comparándolo con el del perfil de ese posible puesto de trabajo. Si coincide, sabremos que el usuario podría desarrollar ese trabajo. Además, también les formaremos en cuestiones como por ejemplo el buen uso de las redes sociales, orientadas hacia la búsqueda de un empleo. Les ayudaremos a elaborar un currículum, etc. En general, cuidaremos su imagen social y su marca personal de cara al exterior».
Por otro lado, afortunadamente para este colectivo aparece un nuevo perfil en el que tienen mucho que aportar y que en este proyecto, según señala Francisco José, se ha tenido en cuenta, como no podía ser de otra manera. Se trata del validador de lectura fácil, que se perfila como un puesto de trabajo de futuro. «No existe demanda de accesibilidad cognitiva para eso hoy en día, pero sí están trabajando en validar textos y documentos. Por tanto es muy importante exponerlo como un puesto de trabajo».
Por último, apuntar que todo aquel interesado en conocer de cerca y participar activamente en este interesante proyecto, puede ponerse en contacto con ellos a través del e-mail:
CAPAZITATE@aprosubatrece.org
