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Las mujeres y niñas con discapacidad siguen sufriendo prácticas nocivas

Las mujeres y niñas con discapacidad siguen sufriendo prácticas nocivas

Mirada Social

12 noviembre, 2020

La Fundación CERMI Mujeres (FCM) exigió  acabar con las prácticas nocivas que se siguen perpetrando contra mujeres y niñas con discapacidad en todo el mundo, como la esterilización forzosa, la mutilación genital femenina y los matrimonios precoces, entre otras.

Así lo puso de relieve la entidad durante el webinario ‘Prácticas nocivas contra mujeres y niñas con discapacidad’. En relación con las esterilizaciones forzosas en España, se explicó que está en fase final de tramitación parlamentaria la modificación del Código Penal para derogar esta práctica por razón de discapacidad, una demanda que, como recordó, el movimiento de la discapacidad organizado en torno al CERMI y CERMI Mujeres viene reclamando desde hace muchos años.

En todo caso, se pidió que se siga avanzando en la garantía de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad. Además se reclamó también servicios de asesoramiento y apoyo, para trabajar de cerca con las familias explicándoles lo que supone la esterilización, así como garantizar información accesible sobre otras prácticas que atentan contra los derechos sexuales y reproductivos, con especial atención a la formación del personal sanitario. Igualmente, defendió que «el Estado debe pedir perdón a todas las víctimas de esterilizaciones no consentidas durante tantos años».

Posteriormente, Cristina Paredero, una joven con trastorno del espectro autista (TEA) que fue sometida a una esterilización «manipulada» por sus padres, compartió su testimonio en primera persona. «Mis padres me decían que la mejor decisión para mí era someterme a una ligadura de trompas, como si fueran sobre todo ventajas. La forma en que me convencieron fue cuando me dijeron que yo tenía Asperger y sería muy injusto que sometieras a tus hijos a todo lo que tú has sufrido», relató Paredero.

 

NADA ERA CIERTO

Explicó que «yo no me di cuenta de que me manipularon hasta que después empecé con mi actual pareja, porque él me dijo que qué había de malo en tener una hija con discapacidad». Además, criticó que «nada de lo que me dijeron era cierto, pues, por ejemplo, las reglas no se me han regulado y, además, tengo muchos dolores».

«Contar mi testimonio es algo que me ha costado mucho y llevo no mucho tiempo explicando esta experiencia, porque te sientes manipulada y no es fácil. Pero lo hago porque quiero hacer un llamamiento a todas las mujeres que habéis sido esterilizadas para visibilizar y denunciar esta situación», remarcó.

En este sentido, Gabriela Troyano, exdiputada socialista y activista por los derechos de las personas con discapacidad, expuso cómo se encuentran los trabajos para erradicar esta práctica en Argentina, para lo que «se está luchando mucho desde las organizaciones de mujeres con discapacidad». Según expuso, la reforma legal se está tramitando en el Parlamento y por el momento está contando con unanimidad.

En su intervención, reprobó que «durante muchos años» se justificara, incluso desde los tribunales de justicia, la esterilización por tener una discapacidad. «Hay que trabajar para eliminar estas barreras actitudinales sociales tan fuertes. Nosotras tenemos y podemos decidir, aunque necesitemos apoyos, pero nunca se pueden adoptar medidas tan drásticas contra nosotras», añadió Troyano.

Por otro lado, la coordinadora de CERMI Mujeres, Isabel Caballero, abordó la mutilación genital femenina como una práctica que, además, ocasiona discapacidad, pues «atenta contra la dignidad, la salud y contra el propio derecho a la vida, pues hay casos que terminan en fallecimiento».

Caballero destacó que, según datos de la ONU, hay cientos de millones de mujeres en el mundo viven mutiladas genitalmente. Advirtió de que hay zonas del planeta donde «se ve como una práctica aceptable o incluso recomendable, necesaria, por ejemplo, para poder casarse». Eso sí, recordó que en España esta práctica está considerada delito con pena de prisión, al tiempo que la legislación permite perseguir mutilaciones fuera de las fronteras del Estado.

Sobre esta lacra, se compartió el testimonio de Flor, una mujer mutilada genitalmente. Lamentó que haya países que permitan esta práctica, “pese a que no se recogen en el Corán». Esta mujer denunció que las mutilaciones se practican porque «se considera impuro lo que las mujeres tenemos entre las piernas», al tiempo que afirmó que ella sobrevivió, pero dos de sus hermanas fallecieron por esta práctica. «Cuando era pequeña, decía que no quería ser mujer, porque para qué, si sufres tanto dolor», rememoró emocionada.

 

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