Historias

‘Segunda Vida’, la tienda que golpea con la realidad

‘Segunda Vida’, la tienda que golpea con la realidad

Mirada Social

24 noviembre, 2020

Nunca me gustó el refrán ‘ojos que no ven, corazón que no siente’. ¿Cómo es posible premiar la ignorancia, obviar lo que sucede y situar el bien personal por encima del mal ajeno solo con pronunciar esta frase? ¿Cuánta distancia hace falta para que el corazón no sienta? ¿De verdad se puede dejar de mirar? A día de hoy, parece que sí. Es posible vivir en la ignorancia, usar el comodín de la distancia y mirar lo que nos plazca con tal de engañar al corazón y creernos felices. Hasta que la realidad golpea nuestra puerta.

Nunca me gustó el refrán, pero a día de hoy está en todos los sitios. En cierto modo, allá donde focalices la mirada, seguro que está en funcionamiento la táctica del avestruz. Cabeza bajo tierra, y entre oscuridad y frío, el corazón no sufre. Esta es la táctica del avestruz, pero atendiendo al mito popular para no posicionar a los avestruces como animales que no dan la cara ante las adversidades. No se merecen esa descalificación. No se merecen situarse a nuestra altura. Mientras el animal cava en busca de comida o para depositar sus futuros huevos, nosotros lo achacamos a una actitud cobarde. Cuando en realidad somos nosotros quienes rehuimos de compromisos y no damos la cara ante realidades e historias humanas que tenemos delante.

 

Me dio escalofríos porque es enfrentarse a una realidad que uno se olvida que existe

 

La tienda del Comisionado Español de Ayuda al Refugiado (CEAR) llega para romper estos moldes. CEAR frena el individualismo promulgado a través del refrán implícito en la sociedad y destapa la táctica del ser humano con ‘Segunda Vida’, una tienda que esconde entre sus objetos y artículos historias de personas refugiadas. Sus primeros clientes lo saben: «Qué fuerte, ¿eh? Me dio escalofríos»; «Me ha impactado, me ha tocado el corazón»; o «se me puso la piel de gallina» fueron algunas de las primeras reacciones al toparse con una realidad de la que olvidamos su existencia. No es para menos, y es que entre el elenco de objetos que se encontraron estaban conjuntos de ropa como el que llevaba Aylan, chupetes como los que salen en ocasiones a flote tras trágicos naufragios en el Mediterráneo, pulseras como las de las niñas que son obligadas a casarse con hombres mucho mayores que ellas, y muchos más objetos.

Muchos más que, ahora también, pueden visualizarse a través de su plataforma de comercio online en la que los usuarios pueden ver los precios de los artículos, leer sus etiquetas y finalmente colaborar para dar una segunda vida a las personas atendidas por la organización que tratan de comenzar de nuevo en España. Una acción que, como destaca la directora General de CEAR, Estrella Galán, «pretende que cualquiera se pueda poner en el lugar de las personas refugiadas a través de objetos familiares y cotidianos«. De esta forma, si estás pensando en colaborar, por aquí destacamos algunos de los objetos que podemos encontrarnos:

 

MALETA

Perfecta para trasportar cualquier cosa, objeto, persona.

 

Maleta, objeto de Segunda vida

 

Una maleta como esta perteneció a un refugiado sirio que huía junto a su hijo de la región de Guta. En una situación normal serviría para portar ropa, pero la desesperación en las familias de la zona y la alarmante situación de guerra en que viven hacen que una maleta como esta sea utilizada para salvar a un hijo.

Más de 13 millones de personas han tenido que huir de sus hogares en Siria desde el comienzo de la guerra, hace 8 años y medio. El mayor éxodo de este siglo.

 

Maleta de la tienda online Segunda vida
Foto de Omar Sanadiki, Reuters, Maleta de la tienda online ‘Segunda Vida’

 

MANTA

Abriga lo suficiente como para dormir al aire libre. Miles ya lo han probado.

 

Manta, tienda online Segunda Vida

Mantas como esta son utilizadas por cientos de niños y mayores refugiados para protegerse del frío cerca de la frontera de Hungría con Serbia. Duermen a la intemperie a falta de un lugar donde cobijarse, mientras esperan una solución que no llega entre los países de la UE.

Más de 24.000 personas están aún atrapadas en las islas griegas sin acogida digna desde hace más de tres años.

 

Manta, tienda online Segunda Vida CEAR
Foto realizada por Alicia Petrashova. Manta de la tienda online ‘Segunda Vida’ CEAR

 

CHALECO

¡Oferta de Chalecos! Aunque no estén homologados son los más utilizados en el Mediterráneo.

 

Chaleco, tienda online Segunda Vida CEAR

 

Miles de chalecos como este se amontonan en la isla griega de Lesbos. Muchos no están homologados. Lo que en principio deberían ser salvavidas, son un problema más para la seguridad de quienes arriesgan cada día su vida en el mar.

Durante este siglo, más de 40.000 personas han perdido la vida en el Mediterráneo.

 

Chalecos Segunda Vida CEAR
Foto realizada por Alicia Petrashova. Chalecos en la tienda online ‘Segunda Vida’ de CEAR

 

Por motivos como estos, nunca me gustó el refrán con el comenzaba este texto. A través de este experimento social – la tienda como negocio para efectuar ventas no existe, todo lo demás sí – CEAR manifiesta como los seres humanos obviamos aquello que se aleja de nuestro círculo o no nos incumbe personalmente hasta tal punto que actuamos como si no existiera. Necesitamos tenerlo delante para ser consciente. Que la realidad nos golpee. Así lo muestran los sorprendidos clientes ante la cámara en el mercado barcelonés ‘Fleadonia’: «Cuando ves objetos que realmente tienen una historia y una historia muy dura detrás, la verdad es que golpea bastante»; «Me dio escalofríos porque es enfrentarse a una realidad que uno se olvida que existe», expresan los participantes.

‘Segunda Vida’ golpea bastante. Como explica Estrella Galán, directora general de CEAR, «muchas veces tenemos que recordar que detrás de las frías cifras hay personas». Personas que han pasado por situaciones inimaginables y que solo buscan su derecho a conseguir una Segunda Vida después de que la guerra y la violencia lo arrebatasen todo. Por ello, esta campaña. Porque apartar la mirada no es la solución. Porque la distancia es una excusa. Porque todo el mundo merece una Segunda vida.

 

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