Historias

Ley de Eutanasia: “Una vida que niega la libertad, no es vida”

Ley de Eutanasia: “Una vida que niega la libertad, no es vida”

Mirada Social

4 marzo, 2020

Como marca el refrán, a la tercera va la vencida. Tres veces, en dos años, han hecho falta para que el Congreso aprobara regular por ley la eutanasia. Tres intentos salteados en el tiempo que ven la luz con los 201 votos a favor, pero que no se queda exento del debate. Nada extraño, puesto que somos expertos en reabrir debates superados y especialistas en cuestionar aquello en base a opiniones ideológicas. Muchas veces sin fundamento. Otras dejándonos llevar. Aunque el final suele ser el mismo: apartar la mirada y obviar una empatía básica. Esta vez, hacia aquellas personas que padecen un sufrimiento físico o psíquico insoportable, sin esperanzas de curación y lejanos a la muerte inminente. Tres veces para reconocer la vida en su totalidad, la dignidad en su plenitud y las opciones del ser para elegir su camino. Porque sin libertad, no hay vida.

Con su aprobación, la ley de eutanasia cierra un ciclo y abre otro. La lucha de María José Carrasco y Miguel Hernández, de José Antonio Arrabal o de Ramón San Pedro, entre otros, recoge sus frutos. Al menos de momento, pues a pesar de contar con una mayoría absoluta, su fecha exacta para entrar en vigor es todavía una incógnita, por lo que un debate innecesario mantendrá su puesta en escena hasta el final.

No hace falta decir que ningún derecho te obliga a nada. Pero por si acaso, la eutanasia no obliga a morir. Al igual que, el divorcio no obliga a separarse; el matrimonio igualitario no te convierte en homosexual; y el aborto no te obliga a abortar. En este punto reside tu libertad de decisión y de elección; de vida. El sentirse libre; sentirse una persona que avanza en dignidad ante una sociedad que evoluciona, piensa y cuida de los suyos. Alejado del concepto de progresismo, como descalificativo, arrojado por la oposición. Cercano al pensamiento evolucionista como sociedad, donde los estudios disponibles y las encuestas muestran un importante y creciente apoyo de la población.

 

EL DEBATE SOCIAL ANTICIPÁNDOSE AL DEBATE POLÍTICO

Los resultados del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en el año 2009 mostraban un aval del 58,5%. Solamente dos años más tarde, el apoyo rondaba en torno al 77%, utilizando en su pregunta muerte digna en vez de eutanasia. Posteriormente, en el año 2015 un sondeo de IPSOS – The Economist establece un crecimiento hasta el 78%. Mientras que, la encuesta online ‘Spanish Attitudes Towards Euthanasia and Physician-assisted Suicide’ sitúa el posicionamiento a favor sobre la eutanasia activa voluntaria entre el 78% y el 88%, y entre el 72% y el 85% en el caso del suicidio médicamente asistido.

Datos significativos que aportan, más allá del desarrollo, una transformación y un trasfondo en el pensamiento, combativo ante ‘fakes’ y argumentos del estilo: “Holanda lanza una «pastilla letal» para mayores de 70 años que estén «cansados de vivir»”. Un hecho que ha generado polémica, ha sido utilizado como arma arrojadiza y equipara a la eutanasia como sinónimo de incremento de defunciones. Visión que difiere con la realidad, pues según la Asociación ‘Derecho a Morir Dignamente’ las muertes en España oscilarán entre 4.000 y 20.000, una vez consolidada la ley.  De esta forma, basándose en estadísticas de países donde la ley está regulada y consolidada, el primer año rondaría el 1% como en Cánada. Mientras que, el crecimiento fijándose en el país más antiguo, Holanda (2002), ascendería a un 4% tras 15 años, siendo en su mayoría casos de pacientes con cáncer, esclerósis múltiple, ELA, párkinson o enfermos del corazón y del pulmón.

El debate social anticipándose al debate político. Una vez más. Las encuestas y resultados como corroboradores. Un cuando tú vas, ya tenemos un pensamiento claro. Una idea forjada en base a situaciones que se han ido sucediendo. La última, el año pasado con Ángel Fernández, que ayudó a morir a su mujer María José Carrasco, enferma de esclerosis múltiple, y ahora bajo el artículo 143.4 del Código Penal se enfrenta a un castigo de entre dos y diez años de prisión.

 

 

CARÁCTERÍSTICAS DE LA NUEVA LEY DE EUTANASIA

No ha sido el único. Tampoco el primero. Esperemos que sí el último. Pues con la proposición de ​Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia se propone ​modificar el apartado 4 del artículo 143 del Código Penal. De ser así, no se castigará a aquellos que ayuden a morir «de manera segura, pacífica y sin dolor» a una persona que lo pida de forma «libre, expresa e inequívoca». Además de incluir dentro del texto esta práctica como una prestación en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud. Es decir, estaría supervisada y practicada por profesionales sanitarios para que familiares no tuvieran parte de la decisión.

Junto a la despenalización y confidencialidad, la medida aguarda una serie de claves que, como indica el nombre de la proposición, regulan la eutanasia. En primer lugar, cabe destacar que el paciente es el encargado de solicitar la eutanasia. No podrá pedirla ningún familiar ni persona cercana. Siempre de forma libre, voluntaria y consciente, siendo mayor de edad y padeciendo una enfermedad grave, crónica e invalidante, o una enfermedad incurable con pronóstico de vida limitado.

Una vez realizada la solicitud, dos médicos independientes evalúan al paciente. Aunque la última instancia en la decisión depende del comité ético, encargado de tomar la decisión final. Todo ello, durante un proceso máximo de 32 días que puede verse acelerado excepcionalmente si la muerte o la pérdida de capacidad para otorgar el consentimiento son inminentes. En el caso de su aprobación, será una práctica garantizada por la sanidad pública, en hospitales o en el domicilio, pero también en centros privados. Incluyendo a los médicos una cláusula donde acogerse: la objeción de conciencia.

De esta forma, España se une a la pequeña lista de países cuyo marco legislativo es legal. Según la Asociación Derecho a Morir Dignamente  solo Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Colombia, Canadá y el estado de Victoria (Australia) cuentan con leyes que la regulan a nivel estatal. Mientras que, setenta millones de estadounidenses en nueve estados de EE UU tienen derecho a un suicidio asistido cuando su supervivencia esperada es de 6 meses o menos.

Una medida generadora de un debate, pasado al social, cuya venda desapareció hace más de una década. Por empatía o por mejorar como seres humanos en sociedad. Por un derecho que no obliga a nada, pero que regulado de la manera adecuada puede llevar a una vida digna en su totalidad. Donde una elección no se enfrente a la justicia. Donde la justicia contemple a la vida como un derecho, no como una obligación. Pues como Javier Bardem en el papel de Ramón San Pedro, “una vida que niega la libertad, no es vida”.

 

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