Historias

La última cena

La última cena

Mirada Social

30 diciembre, 2020

‘Panem et circense’, como en el Antiguo Imperio Romano. Hace mucho que caminamos por esta senda, si es que algún día se abandonó. Una senda donde la política dejó de ser política para convertirse en un binomio entre enfrentamiento y entretenimiento. Espectáculo, diversión y barro. Quién se enfangue más gana. Quién envaine la frase más esperpéntica consigue el pulgar arriba del Facebook y de su coliseo de palmeros. Recientemente pudimos escuchar, ante la euforia de festejar las navidades, por justificarlo de alguna manera, que «con el nacimiento de Cristo medimos los siglos y se funda nuestra civilización«. Ahora, una vez disminuida esa falsa sensación de seguridad, estamos inmersos en la vieja confiable: la responsabilidad individual.

El año 2020 no va a ser recordado precisamente por sus declaraciones, al menos en España, donde los hechos y noticias acontecidos han ido a ritmo de promociones en grandes almacenes: de ‘Semana fantástica’ en ‘Semana fantástica’. El año 2020 quedará en nuestra retina general por tener el mes de Enero más largo nunca vivido, por la elipsis temporal a causa del confinamiento y, obviamente, por la pandemia. Destacar algo resulta una tarea compleja y, en cierto modo, egoísta, pero quién no se acuerda del repetido «de esta salimos mejores«.

Desde el principio estaba más que claro, de eso no salimos. Pues si la noticia se centra en el comienzo de la vacunación, el dedo apunta al etiquetado del Gobierno o a la frase hecha de una señora de 96 años que suscita un «Gracias a Dios». Para esto se necesita otro tipo de vacuna donde a lo mejor si es necesaria la implantación de un chip. No se puede salir mejor de una pandemia cuando se pone de objetivo salvar temporadas y no personas. Cuando la navidad se plantea como si fuera la última cena con nuestras familias o allegados, mientras que, estas fiestas, dejan de ser sinónimo de alegría o felicidad en el momento que comienzan a visualizarse huecos en la mesa. Cuando se transmite crispación e individualidad en momentos de unidad. No se puede.

Echando la mirada atrás, el comienzo de los nuevos años 20 muy difícilmente va a ser olvidado. Es más, no es precisamente un año para olvidar, si no para recordar. Primero a los que se fueron y ya no están. Después, a todo aquello que nos ha acontecido. Pero ya termina. Como todo en la vida, para bien o para mal, finaliza. Respira. Estamos en el principio del fin… Del fin de la pandemia. Pero que esta sensación no te empañe la vista, porque la covid-19, vacuna en mano, desaparecerá, pero el mundo que conocemos y sus carencias seguirán estando ahí. Sin pretensión de mejora alguna, pues con creernos el slogan es suficiente. «De este año salimos mejores«. Y si no es este, el siguiente.

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