La iniciativa de Fundación CB e Ibercaja nace con el objetivo de descongestionar los comedores sociales que, desde el inicio de la pandemia, no daban a vasto a la hora de cubrir las necesidades de un número de personas que se multiplicaba irremediablemente. A fecha de hoy han sido atendidas 3.660 familias cuyo perfil se corresponde, sobre todo, con personas que viven al día y que prácticamente, no tienen ingresos.

Desde el comedor de San Vicente de Paul, aseguran que hay días que aumentan las solicitudes y otros llega el mismo número de familias pero que, en ningún caso, han descendido las peticiones desde que comenzase la pandemia. Mercedes Iñesta, trabajadora social, retrata un perfil de nuevos usuarios en los comedores sociales que ahora se suman a las personas en riesgo de exclusión social. Explica que «se trata de aquellos que contaban con un pequeño sueldo o que trabajaban en pequeñas empresas y que ahora han perdido su puesto laboral». Mercedes recalca que, afortunadamente, cuando comenzó a agravarse la situación el pasado mes de marzo, «Fundación CB e Ibercaja se pusieron en contacto con el comedor para conocer cuales eran las necesidades prioritarias y  nos facilitaron su ayuda en forma de menús diarios que se iban entregando en mano». Unos treinta menús diarios que se repartieron durante  los tres meses de confinamiento.

Por otro lado, Mercedes Iñesta aclara que cualquier ciudadano, si así lo desea,  puede contribuir realizando una donación económica porque existen gastos corrientes que ahora se están olvidando, como la luz o el agua y que también necesitan ser cubiertos, en un momento en el que además, se incrementan con una partida de 500 euros al mes que deben invertir en recipientes y envases de usar y tirar que les están entregando a las familias, debido a las medidas de seguridad e higiene que se están tomando a causa del COVID-19.