Historias

Entre banderas y libertad

Entre banderas y libertad

Mirada Social

25 mayo, 2020

Protestas, protestas y más protestas. Gritos de libertad, libertad y más libertad. Banderas, banderas y más banderas. Mientras tanto, lo demás invisible. Invisible ante sus ojos, no para el resto de la población. Mucho menos para el fotoperiodista David Jar, que en 39 segundos ha mostrado una realidad tan dura como verdadera. Un contraste entre el sinsentido y la insolidaridad, donde una mujer busca comida en un cubo de basura y, en frente, los manifestantes – por llamarlos de alguna forma – actúan con indiferencia. Como si no existiera. Como si la situación no fuese con ellos. Como todo lo anterior, pero si en el condicional.

 


A veces una imagen vale más que mil palabras y, en este caso, no hace falta decir mucho más. Si pensábamos que esta situación sacaría lo mejor del ser humano, nos equivocábamos. Las imágenes y vídeos en redes sociales son el óleo sobre el lienzo del 2020. Con tintes surrealistas, la situación roza por momentos el esperpento, gente se manifiesta pidiendo libertad con megáfono en mano sentado en un descapotable con chófer, y en el ambiente se respira odio. Mucho odio. A la Renta Mínima se le llama despectivamente ‘paguita’, el 8M ha propagado la pandemia por todo el mundo, la centralización de Madrid es toda España, manifestarse en un Estado de Alarma es privarse de la libertad y las donaciones caritativas actúan como los Presupuestos Sociales del Estado.

Para todo lo demás, cada uno puede tomar la realidad a su manera, pero eso sí, con la mascarilla puesta hasta a la nariz y sin que llegue a cubrir los ojos. Aunque la recomendación llegue tarde. Y es que, llegados a tal punto, incluso la eliminación de la nota media como medida para optar a la beca se ha llegado a denominar como fracaso educativo, cuando el objetivo es igualar la oportunidades de todas las personas. Las becas no son un premio, son igualdad de condiciones. El esfuerzo se premia, por ejemplo al sacar una matrícula. Las becas permiten, por ejemplo, que por primera vez el alumnado con TEA que no tenga reconocida una discapacidad superior al 33% pueda acceder a unas ayudas cuyo fin «asegurar la igualdad de oportunidades para todos los estudiantes con independencia de su situación socioeconómica».

La diferencia entre premio y ayuda es sencilla. Como simple resulta el significado del lema ‘Breaking the Silence’ (Rompe el silencio), utilizado este año para conmemorar el Día Internacional con la Homofobia, la Transfobia y la Biofobia. Un día donde Joselu Marcos, según explica en su cuenta de Twitter, fue increpado por la bandera LGTBIQ al salir a la calle. «Solo he salido a mi calle con la bandera en el Día contra la LGTBIfobia, sonriendo, sin más. He recibido insultos, amenazas, incluso se ha llegado al contacto físico. Nadie me ha preguntado nada, solo he recibido odio y una cacerolada hacia a mí».

 


No hace mucho, a las 20.00 horas se practicaba el famoso aplauso sanitario como reconocimiento a aquellos que luchaban día sí y día también contra la COVID-19. Parece olvidado. Tan olvidado como el ‘Resistiré’. Esto nos iba hacer mejor como sociedad, decían. También se esfumó ese pensamiento. Al final, lo de siempre. Nos vemos envueltos entre banderas y libertad. Aunque no cualquier bandera, ni tampoco cualquier libertad. Mejor la individual, que la del bien común. No vaya a ser que nos saltemos el distanciamiento social para ayudar a una mujer que lo necesita y ensalcemos la palabra libertad por motivos reales. Para todo lo demás, la mascarilla hasta a la nariz, que no tape la realidad.

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