Historias

El mundo rural, la asignatura pendiente de la igualdad

El mundo rural, la asignatura pendiente de la igualdad

Susana Mangut

11 agosto, 2020

Con el objetivo de estudiar, analizar y valorar la situación de los derechos de las mujeres en el entorno rural de Extremadura, nace un proyecto en plena efervescencia, compuesto por un grupo, también de mujeres. Se trata de un equipo multidisciplinar de docentes e investigadoras de la Universidad de Extremadura que pretenden remar en la misma dirección y que se han embarcado en darle forma a esta idea, financiada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional a través de la Junta de Extremadura. Un título muy largo pero clarividente: ‘Igualdad de Género en el Entorno Rural y Municipal de Extremadura, Diagnóstico y Propuestas’.

Silvia Soriano es la investigadora principal del proyecto y nos explica que el trabajo surge porque se encuentran de bruces con un vacío de datos concretos en cuanto a la situación actual y los derechos de las mujeres rurales. Silvia reconoce abiertamente que se habla y mucho de la existencia de desigualdad pero no se muestran datos sobre esta materia. «Entendemos que hay desigualdad de género estructural, pero porque se da en todas partes, sin embargo no encontrábamos estudios específicos que nos dijeran que se manifestaba esa desigualdad. Se muestran estudios pero parciales, no genéricos ni extensos».

El equipo está compuesto por mujeres formadas en Derecho, excepto, según nos aclara Silvia, «una compañera que es de Estadística. Pero esto de que seamos todas de Derecho llama mucho la atención porque este tipo de proyectos nacen de iniciativas de Sociología. Sin embargo, nosotras estamos aplicando una metodología de Sociología Jurídica. Es decir, partimos del análisis de la realidad y planteamos qué aspectos deben cambiar. Una de las cosas de las que nos estamos dando cuenta, es que la política y las leyes se plantean desde Madrid y para Madrid y siempre que tenemos ocasión de encontrarnos en otros foros, tratamos de incluir el tema rural como algo interseccional dentro del feminismo». Por tanto, factores como la raza o la nacionalidad entre otros, no resultan los únicos e indispensables para condicionar dónde y como desarrollamos nuestra vida, sino que también, como pone de relieve la investigadora principal de este proyecto, es hora de hablar del territorio en el que viven estas mujeres porque condiciona su modo de desarrollarse.

El equipo de trabajo está formado por «tres profesoras de Derecho Tributario, dos de Derecho Constitucional, otra de Estadística y dos chicos que se acaban de incorporar. Además de un profesor de Derecho Constitucional que nos aporta la experiencia comparada ya que ha estado haciendo estudios sobre el tema de la implantación territorial de la paz en Colombia y un profesor de Criminología». El «modus operandi» consiste, de momento, según nos explica Soriano, en recabar datos: «hemos estado recopilando información de diferentes entidades e instituciones como por ejemplo, de la Junta, sobre diversos aspectos como censo, empleo, capacidad económica, sanidad o dependencia entre muchos otros como, por ejemplo, de cuantas mujeres tienen carnet de conducir o vehículo en propiedad y si lo tienen, cuantas lo utilizan para su uso o para que lo conduzcan los hijos u otros familiares». Luego, prosigue Silvia, con toda esa batería de datos en la mochila, han pasado a una fase de análisis cualitativa. «Nuestra idea era haber empezado con ese análisis en el pasado marzo pero todo se paró debido a la pandemia y es ahora, durante estos meses, cuando estamos empezando, puesto que había movilidad y en previsión de lo que pudiera pasar el próximo otoño, nos pusimos manos a la obra,  porque nadie sabe si se volverá a restringir la movilidad».

Por tanto, mujeres de todos los pueblos de la geografía Extremeña, están siendo visitadas por estas investigadoras que se desplazan, tanto por la provincia de Badajoz, como por la de Cáceres, para pasar cuestionarios a todas aquellas que tengan más de 16 años y conocer de primera mano las circunstancias en las que viven. Guiadas por un muestreo que se ha creado previamente, saben exactamente ya el número de mujeres que deben entrevistar y qué pueblos tienen que visitar. En cuanto a qué preguntas formulan en los citados cuestionarios, «van desde si han sufrido alguna vez violencia de género  o cuál es su grado de felicidad. Y otras más objetivas como si tienen coche para desplazarse, o si tienen hijos entre cero y tres años y los llevan a guardería». Además, explica que existe un cuestionario virtual que anima a qué toda aquella que quiera y crea que puede aportar o ayudar, lo rellene.

Finalmente, acabado el estudio, la pretensión de este grupo de investigadoras, culminaría con la creación y puesta en marcha de una serie de foros de discusión en los que también se mostrarían los resultados de este interesante proyecto.

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