La película francesa ‘Latcho drom’ de Tony Gatlif retrata el viaje del pueblo gitano desde el noroeste de la India hasta la Plaza Alta. A modo de documental, a través de la danza y la música, pone en valor la riqueza cultural que acompaña a una comunidad a la que la payitud siempre ha mirado con la desconfianza que resulta del desconocimiento.

Las escenas finales nos llevan de la mano. De la alegría de la llegada al destino, dando protagonismo al arte local. El cante del Viejino de Badajoz, el baile de Remedios Amaya, la guitarra de David Vega y el jaleo de la tía Juana, la Macu, o Augusto y Carmen, los abuelos de mi Montse, entre otros vecinos y vecinas de las Cuestas. Hasta el desgarro al ritmo de la voz acompasada a palmas de La Kaita (¿por qué me escupes en la cara? ¿qué mal te puedo hacer yo por ser morena gitana?) mirando a Badajoz, recordándonos que tenemos una cuenta pendiente.

 

EN DEUDA CON LA IGUALDAD

Y es que nuestra ciudad, en términos de historia de la Gitanidad, podría llenar un museo como el de Cataluña. Un legado cultural, artístico, histórico que se niega desde los libros de texto educativos y evita el imprescindible reconocimiento que contribuye a la creación de una identidad valiosa. Este borrado supone una pérdida social irremplazable de la que no nos lamentamos porque nuestro esfuerzo se va en “integrar» y localizar y extirpar la disfuncionalidad que presuponemos. ¿Sabe qué es el Samudaripen? ¿Puede nombrar cinco palabras que utilizamos en el castellano y proceden del caló? ¿Conoce qué hizo el Marqués de la Ensenada en nuestro país?

La defensa de los Derechos Humanos debería ser razón suficiente para detenernos y pensar, pero, la realidad, es que hasta que no percibes el antigitanismo generalizado y compruebas los efectos individuales que provoca, vamos dejándonos llevar por estereotipos, prejuicios y estigmas que repercuten en alrededor de 2500 personas en nuestra ciudad.

 

LA NECESIDAD DE ACTUAR

La realidad, tal y como nos contaba la técnica de Igualdad de Fundación Secretariado Gitano, María Silva, es que esos prejuicios, discriminaciones y antigitanismo, en general, son asumidos de manera natural hacia la población gitana. La acción inicial, siempre es identificar. Identificar el antigitanismo. Tras ella, la Fundación presta asesoramiento legal, educativo, social o laboral. En pie por la igualdad, por la continuidad escolar, por la sensibilización general. Campañas que han logrado la modificación de la definición de “gitano” en el diccionario.

En el Programa Calis, se crea un grupo de trabajo con mujeres payas y gitanas para fomentar habilidades sociales y laborales en respuesta a la discriminación transversal que sufren las mujeres gitanas. En el programa Promociona y Acceder, ayudan a personas jóvenes gitanas a lograr el Graduado ESO. La lucha por la escolarización y el apoyo son garantías para crear caminos nuevos, otros senderos que no tengan que terminar en el mercadillo, lugar de trabajo del 95% de las personas gitanas.

La única solución eficaz es el acercamiento, la escucha de las historias en primera persona. Abrir mucho los oídos y utilizar la boca para hacer preguntas. Aprender, ser flexibles, abrir la mente, revisarnos. Ponerle nombre a una lucha a la que se debería unir cualquier persona que quiera dejar un mundo mejor del que se encontró.

 

TEXTO: ESTEFANÍA RODRÍGUEZ